En Karma, trabajo desarrollado en Madrid entre 2009 y 2013, Óscar Monzón presenta el coche como un medio de transporte que no está separado del ser que lo habita, pues es en sí mismo producto de la rueda sin fin que gira en nuestro interior.
Karma explora una serie de comportamientos humanos inconscientes impresos en nuestra memoria. En cuanto a la relación que establecemos con el coche, estas formas de conducta se materializan de formas específicas: desapego, competencia, agresividad.
Aplicando un lenguaje visual que elimina la ilusión de profundidad y enfatiza la abstracción, Karma nos acerca a la intimidad paradójica que brinda el automóvil dentro del espacio público, reflejando las actitudes de sus ocupantes. La secuencia de imágenes combina piel humana con carrocerías de diseño agresivo; los faros en la noche evocan la imagen de animales salvajes; flashes de primeros planos confrontan a las personas retratadas.
En última instancia, este trabajo revela la evolución social y estética de la humanidad, impulsada por nuestro deseo constante de alcanzar la perfección de una máquina.